Los asesinatos de cuatro niños afroecuatorianos en diciembre de 2024 en el barrio Las Malvinas de Guayaquil han expuesto el racismo arraigado y el abandono que enfrentan las comunidades negras en Ecuador. Ismael y Josué Arroyo, de 15 y 14 años, Nehemías Arboleda, 15, y Steven Medina 11, desaparecieron el 8 de diciembre, y sus cuerpos desmembrados fueron descubiertos días después cerca de una base militar. Este acto atroz ha generado condena nacional e internacional, con crecientes exigencias de justicia y rendición de cuentas.
La respuesta del gobierno—un estado de emergencia y toque de queda en Guayaquil y otras áreas hasta al menos el 3 de marzo de 2025—ha sido criticada por su enfoque erróneo. En lugar de abordar la pobreza sistémica y el racismo que hacen vulnerables a las comunidades afroecuatorianas, el estado ha intensificado las represalias militarizadas. Este enfoque represivo criminaliza a las comunidades afrodescendientes, perpetuando aún más ciclos de violencia, opresión y desconfianza sistémicas.
Esta dependencia de la militarización en Ecuador refleja una tendencia histórica más
amplia de abandono sistémico y racismo estructural. Como expresó acertadamente la activista directora afroecuatoriana de la organización Mujeres de Asfalto, Juanita Frances Boone: “En este #Ecuador, donde el racismo, las desigualdades y la aporofobia (miedo, desprecio y rechazo hacia las personas pobres o desfavorecidas) se han intensificado bajo el amparo del Estado, las vidas negras siguen siendo ignoradas y la impunidad crece al mismo ritmo que el cinismo de quienes han instrumentalizado el poder para deteriorar nuestra existencia.”
Los asesinatos en Guayaquil destacan cómo las comunidades negras permanecen marginadas, obligadas a vivir en barrios empobrecidos con acceso inadecuado a la educación, la atención médica y las oportunidades laborales. La falta de justicia para estos niños y sus familias es emblemática de un sistema que continúa desvalorizando las vidas negras en Ecuador.
Patrones Regionales: Violencia Contra la Juventud Negra en las Américas
La violencia en Ecuador es parte de una crisis más amplia que afecta a la juventud negra en toda América Latina. Desde Colombia hasta Brasil, el racismo sistémico, la violencia sancionada por el estado y la exclusión socioeconómica han creado entornos donde las comunidades negras son desproporcionadamente sometidas a la violencia y al abandono.
Colombia: La Masacre de Llano Verde
En 2020, cinco adolescentes negros en el barrio Llano Verde de Cali fueron brutalmente asesinados mientras volaban cometas. Sus cuerpos, que mostraban signos de tortura, quemaduras y heridas de bala, fueron descubiertos en un cañaveral. La masacre reveló cómo las comunidades afrocolombianas, ya afectadas por la pobreza y el desplazamiento, están aún más en peligro debido al racismo sistémico y los conflictos territoriales.
Los grupos armados en Colombia a menudo atacan territorios afrodescendientes, dejando a la juventud negra atrapada en el fuego cruzado. Al igual que en Ecuador, la respuesta del estado ha sido insuficiente, perpetuando la impunidad y el abandono. Las familias de las víctimas en Llano Verde, al igual que las de Las Malvinas, se enfrentan a un sistema que consistentemente falla en proteger a sus hijos.
Brasil: Una Generación Bajo Ataque
En Brasil, la violencia contra la juventud negra es nada menos que una epidemia. Amnistía Internacional informó en 2017 que cada 23 minutos, una persona negra de entre 15 y 29 años es asesinada. La mayoría de estas muertes ocurren en favelas urbanas, donde convergen la pobreza sistémica y la violencia estatal.
Las muertes a manos de la policía son una de las principales causas de fallecimiento entre los jóvenes negros en Brasil, reflejando el enfoque militarizado del estado hacia la seguridad pública. En Río de Janeiro, más de 800 personas fueron asesinadas por la policía solo en 2016, una tendencia que continúa hasta hoy. Un reciente informe de The Times describe cómo las operaciones policiales apuntan con frecuencia a barrios negros, dejando a los residentes aterrorizados y aún más marginados.
Las mujeres negras, particularmente las madres, soportan la peor parte de esta violencia, liderando a menudo la lucha por justicia mientras enfrentan enormes dificultades físicas y emocionales. Esta intersección de violencia racial y de género subraya la deshumanización más amplia de las comunidades negras en Brasil.
Panamá: Sueños quemados por la policía
En Panamá como en otros países se han dado casos de abuso y trato crueles por parte de los estamentos de seguridad frente a la población, los adolescentes también han sido víctima de estos actos basta recordar el año 2011 cuando en un Centro de Detención de menores se da motín, en respuesta, agentes de la Policía Nacional ingresaron para contener la situación, utilizando gas lacrimógeno en un espacio cerrado, sin considerar las consecuencias para los jóvenes excluidos. Durante el operativo, los agentes no actuaron para controlar un incendio que se desató en una celda donde estaban excluidos varios adolescentes. En las grabaciones de las cámaras de seguridad se observó cómo algunos jóvenes imploraban ayuda mientras las llamas y el humo los rodeaban. A pesar de sus súplicas, los policías no actuaron para auxiliarlos.
El incendio dejó un saldo de 5 adolescentes muertos y varios más con quemaduras graves. Las edades de las víctimas oscilaban entre los 15 y 17 años. Este caso generó indignación nacional e internacional por la brutalidad y la negligencia de las autoridades responsables.
El caso de los adolescentes quemados en Tocumen sigue siendo un símbolo de la lucha contra la impunidad y los abusos policiales en Panamá. Resalta la importancia de garantizar que los derechos humanos sean respetados en todas las circunstancias, especialmente en el trato hacia poblaciones vulnerables, como los adolescentes privados de libertad.
Conectando las Luchas: La Campaña Zona de Paz de la Alianza Negra por la
Paz
Los hechos ocurridos en Ecuador, Colombia, Panamá y Brasil no son incidentes aislados, sino manifestaciones del racismo anti-negro sistémico arraigado en la historia colonial de América Latina. Para abordar estas luchas interconectadas, la Alianza Negra por la Paz (BAP) ha lanzado su Campaña Zona de Paz. Esta iniciativa exige la desmilitarización de las Américas y la creación de espacios donde las comunidades excluidas y abandonadas puedan vivir libres de la violencia estatal y la opresión sistémica.
La Campaña Zona de Paz se enfoca en:
Desmilitarización: Poner fin a la dependencia de la policía militarizada y las represalias estatales, que afectan desproporcionadamente a las comunidades negras, indígenas y empobrecidas.
Soberanía del Pueblo: Empoderar a los movimientos de base para desafiar el imperialismo, el racismo sistémico y la explotación económica.
Solidaridad Sin Fronteras: Unir luchas entre naciones para construir un movimiento centrado en la justicia y la equidad.
AfroResistance, una organización miembro de la Alianza Negra por la Paz, respalda
completamente esta campaña. AfroResistance enfatiza la necesidad urgente de políticas transformadoras que prioricen la dignidad, la seguridad y el bienestar de las comunidades afrodescendientes en toda América.
Un Llamado a la Justicia y al Cambio
Los asesinatos de los cuatro niños en el barrio Las Malvinas de Ecuador, no son solo una tragedia nacional, sino parte de un patrón regional de violencia estructural contra la juventud negra. El abandono sistémico, la criminalización y la deshumanización de las comunidades afrodescendientes exigen acción inmediata.
La Campaña Zona de Paz de la Alianza Negra por la Paz proporciona un marco crítico para abordar esta crisis. Al rechazar la militarización, invertir en comunidades marginadas y fomentar la solidaridad internacional, América Latina puede comenzar a desmantelar las estructuras que perpetúan la violencia y la desigualdad.
Para las familias de las víctimas en Ecuador, Panama, Colombia y Brasil, la justicia significa más que la rendición de cuentas de los perpetradores: significa un cambio sistémico que garantice que los jóvenes negros puedan vivir y visualizar un futuro prospero libres de violencia.
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