Por Chevy Solís Acevedo y Janvieve Williams Comrie
Las recientes amenazas de Donald Trump de retomar el control del Canal de Panamá representan un ataque a la soberanía panameña y reflejan actitudes imperialistas que históricamente han marginado a las comunidades negras. Estas declaraciones, en el contexto de un panorama político complejo en Panamá, requieren un análisis desde las perspectivas de raza, clase y soberanía territorial. Desde el trabajo de los obreros caribeños que construyeron el Canal hasta las luchas actuales por una distribución equitativa de los recursos, entender estas intersecciones es fundamental para abordar las amenazas de la intervención estadounidense y las políticas de la administración derechista de Panamá.
Contexto histórico y el legado del trabajo negro
La historia del Canal de Panamá está inseparablemente vinculada al trabajo de mano de obra de hombres y mujeres negras migrantes. Estas personas enfrentaron condiciones inhumanas, salarios bajos y altas tasas de mortalidad, pero sus contribuciones fueron fundamentales para completar una de las mayores hazañas de ingeniería del mundo. La actitud histórica de la mayoría de Panamá, y ahora la de Trump, que ignora esta historia, no solo perpetúa su invisibilización, sino que también socava los sacrificios de estas comunidades. Como señalan Williams Comrie y Priestley, "Los comentarios de Trump no solo desafían un tratado internacionalmente reconocido y debidamente ratificado, sino que también reducen el Canal a una mercancía que puede ser reclamada a voluntad. Esta actitud despectiva... borra la memoria de esos trabajadores, especialmente de los miles de trabajadores negros cuyo esfuerzo y vidas perdidas sustentan la existencia misma del Canal".
De manera similar, la invasión estadounidense de 1989 afectó desproporcionadamente a los barrios negros, perpetuando ciclos de violencia y empobrecimiento. Hoy en día, la población negra sigue estando subrepresentada en el discurso político y excluidos de la riqueza generada por el Canal. El comunicado del 20 de diciembre de Espacio Encuentro de Mujeres subraya que la invasión "devastó familias trabajadoras, en su mayoría negras y pobres, de los barrios del Chorrillo, Marañón y Santa Ana".
Contradicciones neoliberales y soberanía territorial
La administración de José Raúl Mulino, aunque se presenta como defensora de la soberanía nacional, ha adoptado políticas neoliberales que traicionan los intereses de la clase trabajadora y las comunidades negras de Panamá. Su alineación con las corporaciones extranjeras, como su impulso por reabrir la mina Cobre Panamá, contradice su supuesto compromiso con la integridad territorial. Williams Comrie y Priestley destacan esta contradicción: "El discurso nacionalista de Mulino sobre el Tapon de Darién resalta el potencial de inconsistencias políticas. Mientras su administración predica soberanía en su retórica migratoria y fronteriza, sus políticas económicas actuales sugieren una disposición a comprometer la autonomía territorial de Panamá".
El Canal, símbolo de la soberanía panameña, también es un campo de batalla por la justicia económica. Aunque genera ingresos significativos, estos fondos benefician principalmente a las élites del país. Las comunidades trabajadoras y negras, que cargan con el peso histórico de su construcción y recuperación han visto pocos beneficios. Espacio Encuentro de Mujeres destaca esta disparidad: "Hoy, ese gran cheque lo recibe una burguesía rancia y entreguista... personificando la sumisión y el servilismo".
Además, informes recientes señalan un aumento en la actividad militar estadounidense en Panamá, utilizando el país como base para operaciones estratégicas. La Central Nacional de Trabajadores de Panamá (CNTP) ha denunciado públicamente la presencia de aviones militares estadounidenses estacionados en el aeropuerto de Panamá Pacifico antigua base militar de Howard, cerca de Ciudad de Panamá. Este incremento en la presencia militar plantea preocupaciones sobre la soberanía de Panamá y sus implicaciones para la ciudadanía, particularmente las comunidades históricamente desatendidas por el gobierno.
Raza, clase y soberanía: Un análisis más profundo
La intersección entre raza y clase no solo es central, sino esencial para comprender la profundidad de las amenazas actuales a la soberanía de Panamá. Las comunidades negras panameñas han enfrentado siglos de abandono y racismo estructural que se manifiestan en formas específicas y devastadoras: la expropiación de tierras históricas, el desplazamiento urbano y rural, la falta de acceso a servicios básicos y la continua exclusión del desarrollo económico del país. Estas desigualdades no son solo económicas, sino también sociales y políticas, perpetradas por un sistema que privilegia a los mismos sectores representados por élites blancas y mestizas enquistadas en el poder económico y político, mientras se ignora o invisibiliza las contribuciones, demandas y necesidades de las comunidades negras.
Exclusión histórica de los beneficios del Canal
El Canal de Panamá es un ejemplo paradigmático de cómo la raza y la clase han estructurado la economía panameña. A pesar de ser construido por obreros negros caribeños bajo condiciones de explotación extrema, las comunidades negras han sido sistemáticamente excluidas de los beneficios económicos generados por esta infraestructura. Las riquezas producidas por el Canal han ido a parar mayoritariamente a las manos de una élite económica y política, mientras que los barrios negros, como El Chorrillo y Colón, continúan enfrentando pobreza y falta de inversión púbica, economicas y social.
Como señala el comunicado de Espacio Encuentro de Mujeres: "Los recursos obtenidos gracias a décadas de lucha popular deberían invertirse para el bienestar colectivo del pueblo panameño. Fortalecer los fondos de pensiones de la Seguridad Social sería un acto de justicia histórica y social. Sin embargo, esa no es nuestra realidad". Este comentario subraya cómo la desconexión entre los recursos generados por el Canal y las necesidades de la población en general, especialmente las comunidades negras y trabajadoras, perpetúa un sistema de desigualdad estructural.
Impactos ambientales y desplazamiento forzado
La explotación de recursos naturales y el desarrollo de megaproyectos en Panamá han afectado de manera desproporcionada a las comunidades negras y afrodescendientes. Proyectos como la reapertura de la mina Cobre Panamá, impulsada por el gobierno de Mulino, no solo representan una amenaza para la soberanía territorial, sino también para el medio ambiente y las comunidades locales que dependen de estas tierras para su subsistencia. Estas decisiones gubernamentales benefician a corporaciones extranjeras y a las élites locales, mientras que las comunidades negras son desplazadas y sus tierras ancestrales son explotadas sin consulta ni compensación adecuada.
La continuidad del colonialismo y el racismo estructural
Las amenazas de Trump de reclamar el Canal, junto con las políticas neoliberales de Mulino, representan una continuación del colonialismo que históricamente ha marginado a las comunidades negras en Panamá. Este racismo estructural no solo excluye a estas comunidades del acceso a los recursos generados por el Canal, sino que también perpetúa narrativas que las despojan de su agencia y contribuciones históricas.
La urgencia de la resistencia interseccional
Es crucial reconocer que la lucha por la soberanía del Canal es también una lucha por la justicia racial y económica. Las comunidades negras en Panamá han resistido durante décadas estas formas de exclusión y explotación, desde las huelgas de trabajadores durante la construcción del Canal hasta las actuales protestas contra las políticas neoliberales. Esta resistencia no solo busca proteger la soberanía territorial de Panamá, sino también reclamar el derecho de estas comunidades a ser incluidas en el desarrollo del país y a beneficiarse equitativamente de sus recursos.
En este contexto, la intersección de raza y clase se convierte en un marco indispensable para analizar las dinámicas de poder y exclusión en Panamá. Ignorar estas dimensiones perpetúa la invisibilización de las comunidades negras y profundizará las desigualdades existentes. Por ello, la lucha por la soberanía debe ir de la mano con una lucha por la equidad racial y económica que garantice que todas las comunidades, especialmente las históricamente abandonadas a su suerte, y que pusieron el pecho y los muertos por recuperar la soberanía de Panamá, puedan vivir con dignidad y ser reconocidas de una vez por todas, como actores fundamentales en la construcción y desarrollo del país.
Llamados a la Acción
AfroResistance hace un llamado a los movimientos sociales, gobiernos y aliados internacionales para:
1. Redistribución Equitativa de los Recursos del Canal
Exigir que los ingresos generados por el Canal se redistribuyan de manera justa para beneficiar a las comunidades históricamente desatendidas, particularmente las comunidades negras y trabajadoras.
Implementar auditorías públicas para garantizar que los fondos del Canal se inviertan en áreas críticas como la educación, la salud y la infraestructura en comunidades históricamente desatendidas, como por ejemplo en barrios como El Chorrillo y ciudades en la provincia de Colón.
2. Reconocimiento Histórico
Establecer programas educativos, sociales, culturales y políticos que se enfoquen en las contribuciones históricas de los y las trabajadoras negras en la construcción del Canal y su papel en la recuperación de la soberanía nacional.
Crear memoriales y días de reconocimiento nacional dedicados a las comunidades negras que sacrificaron sus vidas y su bienestar en el proceso de construcción del Canal.
3. Defensa de la Soberanía Territorial
Oponerse a toda presencia militar estadounidense en Panamá y en cualquier otro país de la región, así como a cualquier intento de intervención que comprometa la autonomía de estas naciones.
Promover políticas que protejan las tierras ancestrales de las comunidades negras y afrodescendientes, deteniendo proyectos como la minería extractiva que las desplaza y degrada su medio ambiente.
4. Fortalecimiento de la Resistencia Interseccional
Fomentar alianzas entre movimientos negros, indígenas, campesinos y de mujeres para construir una resistencia amplia contra el imperialismo y el neoliberalismo.
Convocar diálogos regionales en América Latina que resalten las intersecciones de raza, clase y soberanía, construyendo estrategias colectivas frente a amenazas externas e internas.
5. Exigencia de Políticas Públicas Inclusivas
Demandar que el gobierno de Panamá diseñe políticas que incluyan a las comunidades negras en el desarrollo económico, asegurando acceso igualitario a servicios básicos y oportunidades de empleo.
Presionar para que se detenga la invisibilización de las comunidades afrodescendientes en las políticas públicas, garantizando su participación activa en la toma de decisiones.
6. Apoyo Internacional
Movilizar la solidaridad internacional para presionar a las autoridades panameñas y denunciar cualquier intento de intervención extranjera o políticas locales que perpetúen la desigualdad.
Colaborar con movimientos afrodescendientes en toda la diáspora para compartir experiencias, recursos y estrategias que fortalezcan la lucha por la justicia racial y territorial en Panamá.
Este es un momento crítico para actuar. Solo a través de un esfuerzo conjunto y comprometido se puede garantizar que el legado de las comunidades negras sea honrado y que sus derechos sean protegidos, asegurando un Panamá verdaderamente soberano, justo e equitativo para todas, todos y todes
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