La Operación del Sistema Nacional de Migración Flujo Controlado de Migrantes Irregulares ha registrado el tránsito de unas 213,702 personas por la selva del Darién desde enero de hasta el 18 de julio de 2024 en Panamá. Los cinco países con más migrantes son Venezuela, Ecuador, Colombia, China y Haití. De este total, 12,639 personas han llegado a territorio panameño en lo que va del mes de julio, de los cuales 10,166 son adultos y 2,473 son menores de 18 años.
Las vergonzosas medidas para detener y bloquear a las personas migrantes en las fronteras del sur (Tapón del Darién) por parte del gobierno panameño, pueden ser interpretadas como una forma de aceptar, respaldar y trabajar al servicio de la política de control migratorio estadounidense, tanto es así que el presidente de Panamá ha mencionado que la frontera de Estados Unidos no está en Texas, sino en Darién y de esta forma echa por tierra toda la lucha por la soberanía del país y la recuperación de su territorio.
“La frontera de EE.UU. en vez de (estar en) Texas se corrió a Panamá. Entonces tenemos que hacer un trabajo trilateral (entre EE.UU., Colombia y Panamá) y tienen que entender que Panamá no es un país de tránsito de inmigrantes" Presidente José Raúl Mulino
Hasta mayo de 2024, la Unidad Federal de Servicios de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos (USCIS) tiene 11 oficinas internacionales de campo, entre estas en ciudad de Guatemala, La Habana, ciudad de México, San Salvador, Tegucigalpa en Latinoamérica y el Caribe. Estados Unidos ha establecido una presencia en estos países y a la vez que ha logrado que estos gobiernos implementen medidas más estrictas en sus propias fronteras y así frenar el flujo de migrantes antes de que lleguen a territorio estadounidense.
Los acuerdos y colaboraciones en materia de seguridad fronteriza, como el despliegue de fuerzas de seguridad en algunos países latinoamericanos, reflejan una estrategia conjunta y cómplice para limitar el movimiento de migrantes hacia el norte. De esta forma, los países del sur asumen la responsabilidad de la gestión y control de la migración que emprenden los que van en busca del sueño americano. Esta política es una extensión de las fronteras de Estados Unidos.
Sin embargo, esta medida también ha generado críticas y preocupaciones en relación con los derechos humanos, las personas migrantes pueden quedar atrapadas en situaciones precarias, de mucho riesgo, sin acceso adecuado a servicios básicos y sin la posibilidad de solicitar asilo o protección internacional, lo cual constituye una violación a sus derechos humanos y a las protecciones internacionales establecidas. La aceptación de esta política puede ser vista como una complicidad en la creación de un entorno más hostil y restrictivo para las personas migrantes, que a menudo huyen de situaciones de violencia, empobrecimiento y persecución en sus países de origen.
Un funesto ejemplo de las consecuencias de estas políticas se evidenció el 24 de julio del presente año cuando 10 personas murieron ahogadas. Según un comunicado del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront), estas muertes fueron resultado de una cabeza de agua. El comunicado señala: “En las afluentes ribereñas cercanas a la comunidad de Carreto Comarca Guna Yala en el caribe panameño, se observaron 10 cuerpos de migrantes que fallecieron ahogados producto de una cabeza de agua”.
Las personas buscaban una ruta alterna para pasar el Tapón del Darién. Las autoridades de Panamá han cerrado seis pasos fronterizos hasta el momento. Estas rutas alternativas ponen en grave riesgo la vida de las personas migrantes. Era previsible que medidas tan violentas y vergonzosas como el alambre de púas terminaría con el aumento de muertes en la frontera sur de Panamá.
La situación en las fronteras del sur de Panamá encuentra paralelismos inquietantes con la crisis migratoria en el Mediterráneo, donde miles de migrantes y refugiados arriesgan sus vidas cruzando el mar en embarcaciones precarias, al huir de conflictos, persecuciones y pobreza extrema. En el mar Mediterráneo cada año mueren aproximadamente 5,000 personas ahogadas. La externalización de las fronteras europeas a través de acuerdos con países del norte de África refleja una estrategia similar de trasladar la gestión migratoria a naciones vecinas.
En ambos contextos, la criminalización de la migración y las políticas restrictivas no han detenido los flujos migratorios, sino que han empujado a las personas migrantes a rutas más peligrosas y esto ha resultado en tragedias humanas prevenibles. La respuesta a estos desafíos debe ser una política migratoria basada en los derechos humanos, que incluya la creación de vías seguras y legales para la migración y la protección de las personas, no como ocurre en la actualidad, donde predomina el enfoque de seguridad nacional, que convierte a las personas migrantes en amenazas potenciales de todo tipo. En adición, es crucial examinar las políticas que empujan a las personas a migrar de sus países, muchas veces resultado de políticas económicas neoliberales que explotan y desestabilizan sus regiones de origen.
Desde una perspectiva interseccional, es crucial reconocer cómo estas políticas afectan desproporcionadamente a mujeres, niñez y personas de comunidades afrodescendientes, quienes ya enfrentan múltiples opresiones de discriminación y desigualdades. Las mujeres migrantes, en particular, son susceptibles a abusos y violencia de género a lo largo de su travesía. Además, la falta de acceso a servicios de salud adecuados puede agravar su situación, al aumentar los riesgos de embarazos no deseados, violencia sexual y complicaciones de salud.
La política migratoria de Panamá está decidida a controlar el flujo migratorio con mano dura, implementando medidas de deportación a través de vuelos que pagará el gobierno estadunidense, luego de firmar un memorando de entendimiento con el recién instalado gobierno de Panamá el 1 de julio del 2024. Como dos hermanos de la caridad, ambos estados quieren mandar un mensaje claro que el Tapón del Darién no es una ruta para migrar.
La posición política asumida por Panamá establece importantes interrogantes sobre las implicaciones éticas, humanitarias y de derechos humanos, evidenciadas por tragedias prevenibles como la ocurrida en Carreto. Desde AfroResistencia, demandamos que se aborde la crisis migratoria desde una perspectiva interseccional y con un compromiso firme donde se protejan los derechos humanos de todas las personas migrantes, en especial las mujeres y la niñez. Migrar es un derecho humano, y debe ser tratado como tal. Exigimos políticas claras basadas en la justicia social y de género, con un análisis profundo de derechos humanos, para garantizar la dignidad y seguridad de todas las personas migrantes.
En línea con nuestro principio de "Migración que honra el movimiento de los pueblos negros independientemente del 'estado", afirmamos la necesidad de tener una perspectiva internacionalista sobre la migración, donde las y los migrantes negros, independientemente de las realidades e historias migratorias políticas, sociales, económicas o culturales, son honrados y centrados como miembros de la sociedad y, por lo tanto, titulares y garantes de todos sus derechos humanos.
Demandas de AfroResistencia:
- Abordar la crisis migratoria desde una perspectiva interseccional.
- Proteger los derechos humanos de todas las personas migrantes.
- Dar especial atención a la protección de mujeres y la niñez migrante.
- Reconocer y defender que migrar es un derecho humano.
- Implementar políticas claras basadas en la justicia social y de género.
- Realizar un análisis profundo de derechos humanos en todas las políticas migratorias.
- Garantizar la dignidad y seguridad de todas las personas migrantes.
- Honrar y centrar a las y los migrantes negros como integrantes de la sociedad y garantes de todos sus derechos humanos.
Overwhelmed by a heavy workload and tight deadlines, Emily struggles with her assignments. As she learns about Panama’s migration crisis and the need for humane policies, she sees parallels with her own situation. To manage her stress and stay on track, she decides to do my assignment online, allowing her to focus on both her studies and understanding global justice issues.