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Foto del escritorJanvieve Williams Comrie

Panamá intensifica medidas en una crisis migratoria preexistente



El gobierno de Panamá, bajo el presidente José Raúl Molino, está tomando medidas drásticas para frenar el flujo de migrantes que cruzan de Colombia a Panamá a través del peligroso Tapón del Darién. Esta estrategia implica la instalación de cercas de alambre de púas a lo largo de caminos cruciales en la selva, y de esta forma se sella efectivamente una de las rutas de migración más peligrosas de América Latina.


El Tapón del Darién, un denso tramo de selva y sin ley, ha sido durante mucho tiempo un punto crítico para las y los migrantes que se dirigen desde América del Sur hacia los Estados Unidos. Solo en la primera mitad de 2024, más de 197,000 personas han arriesgado sus vidas al atravesar este terreno peligroso y han enfrentado amenazas de organizaciones criminales, animales salvajes y paisajes peligrosos. La mayoría de estos migrantes provienen de Venezuela, Ecuador, Colombia y China. Al bloquear esta ruta, el gobierno panameño espera frenar el flujo migratorio, pero esta política plantea serias preocupaciones humanitarias.


El impacto inmediato de estas nuevas barreras ya es evidente. Las y los migrantes, incapaces de atravesar sus caminos habituales, se quedan con pocas alternativas. Podrían intentar encontrar otras rutas igualmente peligrosas a lo largo de los 260 kilómetros de frontera o arriesgarse a cruzar el mar, donde los encuentros con la Guardia Costerap panameña podrían resultar en consecuencias fatales. Esta estrategia no solo aumenta los peligros que enfrentan los migrantes, sino que también corre el riesgo de crear un efecto embudo que atrapa a miles en condiciones precarias.


AfroResistance, una organización que ha sido crítica durante mucho tiempo de la manera en que Panamá aborda los problemas humanitarios y de seguridad en la frontera, destaca los graves riesgos que representan estas nuevas medidas. Informan de testimonios de primera mano de migrantes negros en los Estados Unidos que han soportado el angustioso viaje a través del Tapón del Darién y han enfrentado tratos inhumanos, racistas y de otro tipo. Estos testimonios subrayan la necesidad crítica de políticas que prioricen la seguridad y la dignidad de los migrantes.


Agrava el problema el esfuerzo binacional detenido entre Panamá y Colombia. Inicialmente, las dos naciones acordaron formar una fuerza de tarea conjunta para abordar la migración de manera colaborativa. Sin embargo, con la decisión unilateral de Panamá de fortificar sus fronteras con alambre de púas, esta iniciativa de cooperación ha quedado en suspenso.


A la luz de estos desarrollos, una delegación organizada por AfroResistance viajará a Panamá en octubre para evaluar la situación actual y abogar por los derechos de las y los migrantes. Esta delegación tiene como objetivo llamar la atención internacional sobre la crisis humanitaria que se desarrolla en la frontera y trabajar hacia soluciones más efectivas y humanas. Para más información sobre esta iniciativa, visite [la página de viajes de AfroResistance](https://www.afroresistance.org/travelwithus).


Las nuevas medidas representan un cambio significativo en la política migratoria de Panamá, al priorizar la seguridad fronteriza sobre las consideraciones humanitarias. A medida que se desarrolla la situación, se vuelve cada vez más crucial monitorear las repercusiones en la población migrante y abogar por soluciones más seguras y humanas a este complejo problema.


Para obtener más detalles sobre la política migratoria en evolución de Panamá, consulte el artículo original en el sitio web de AfroResistance.




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