Desde Afroresistencia, Espacio de Encuentro de Mujeres, Isadoras, Las Exageradas de Azuero, FundaGénero y Voces de Mujeres Afrodescendientes de Panamá, alzamos nuestra voz para denunciar enérgicamente la violencia desmedida y represiva ejercida por la Policía Nacional de Panamá, una institución que, bajo el lema de "Dios y Patria", ha actuado en contra de los principios que dice defender. En lugar de proteger a la ciudadanía y garantizar el ejercicio de los derechos fundamentales, hemos sido testigos de cómo las fuerzas de seguridad han agredido violentamente a las y los estudiantes de la Universidad de Panamá, quienes ejercen su legítimo derecho a la protesta y al repudio frente a la débil respuesta del presidente Mulino ante las absurdas reclamaciones y demandas de los Estados Unidos.
Las y los estudiantes, organizados en colectivos como Juventudes Revolucionarias, han salido a las calles con valentía y patriotismo para exigir acciones contundentes en defensa de nuestra soberanía nacional. Sin embargo, en lugar de ser escuchados, han sido recibidos con golpes, gas lacrimógeno y acoso policial. Esta represión no solo es un ataque a la libertad de expresión y manifestación, sino también una criminalización del derecho a la protesta.

La Violencia hacia las Mujeres: Una Herramienta de Control y Represión
Uno de los aspectos más alarmantes de esta represión es la violencia ejercida sobre una estudiante por parte de uno de los agentes de la policía. Estas acciones no son aisladas, sino que forman parte de un patrón sistemático de violencia patriarcal que busca silenciar y amedrentar a las mujeres que se atreven a alzar la voz contra las injusticias.
Las instituciones de seguridad, lejos de ser garantes de la paz, se han convertido en instrumentos de opresión que reproducen y perpetúan las estructuras patriarcales. La violencia hacia las mujeres en contextos de protesta, por parte de la Policía Nacional, es un hecho recurrente. No solo es una violación a sus derechos humanos, sino también una estrategia para desmovilizar y desarticular las luchas sociales. Desde las organizaciones de mujeres y feministas, denunciamos esta violencia patriarcal y exigimos que se investiguen y sancionen a los responsables de estos actos.
Es preocupante y contradictorio que los órganos del Estado panameño —el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial— hayan firmado en los últimos meses documentos como la Declaración de Chapultepec y la Declaración de Salta II, que promueven la libertad de expresión y el acceso a la información, mientras que, en la práctica, se observan acciones que cercenan estos derechos, especialmente en el caso de quienes protestan en la Universidad.
Resulta inadmisible que, bajo un discurso de defensa de la democracia, se utilicen mecanismos como el acoso policial, la criminalización de la protesta o la represión para silenciar las voces críticas del movimiento social panameño. Esta doble moral no solo debilita la credibilidad de las instituciones, sino que también evidencia un claro retroceso en el compromiso con los derechos fundamentales que supuestamente prometen proteger.
Si realmente el gobierno quiere ejercer la democracia, es urgente que las acciones coincidan con los discursos y que se garantice plenamente la libertad de expresión para todos, sin excepciones ni represalias. Sin embargo, sabemos muy bien quién es el director de este barco y su funesto pasado.
Solidaridad con las y los Estudiantes de la Universidad de Panamá
Nos solidarizamos plenamente con las organizaciones estudiantiles de la Universidad de Panamá, en particular con la Asociación Universitaria Reforma Estudiantil, quienes han demostrado un profundo compromiso con la defensa de la soberanía nacional y los intereses del pueblo panameño. Su lucha es nuestra lucha, y su valentía es un ejemplo para todas y todos los que creemos en un Panamá libre, soberano y justo.
Exigimos al gobierno de Mulino que detenga inmediatamente la represión y el acoso contra la Universidad de Panamá y su comunidad estudiantil, exigimos respeto al derecho a la protesta pacífica y que se tomen medidas concretas para defender nuestra soberanía frente a los intereses extranjeros.
Asimismo, demandamos que se investiguen y sancionen los actos de violencia policial, en particular aquellos dirigidos contra la compañera y estudiante de la Facultad de Economía, y que se garantice la integridad física y emocional de todas las personas que participan en las manifestaciones.
Reafirmamos nuestra solidaridad con la comunidad estudiantil, y con todos los sectores oprimidos de nuestra sociedad. No callaremos ante la injusticia, denunciamos la violencia policial en Panamá, utilizada como herramienta de control y represión.
Panamá, 31 de enero 2025.

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