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La resistencia del pueblo contra la Minería en Panamá: el ocaso de una traición



Ayer el mundo fue testigo de la dolorosa traición perpetrada por la Asamblea de Diputados de la República de Panamá en complicidad con el Órgano Ejecutivo, que el dia de ayer, Octubre 20, 2023 sellaron el contrato minero con Minera Panamá.


La minería en Panamá tiene raíces que se remontan a la época precolombina. Sin embargo, fue en el siglo XX cuando la minería industrial comenzó a jugar un papel significativo en la economía del país. En particular, la explotación de cobre en la región de Cerro Colorado durante la década de 1970 marcó el inicio de una nueva era en la historia minera de Panamá. La historia de la minería en Panamá está marcada por la resistencia y la lucha constante del pueblo panameño desde su incio. A lo largo de los años, los panameños han luchado enérgicamente contra las compañías mineras, argumentando que su presencia desgarra el tejido social y ecológico de sus comunidades. Las acciones de resistencia a la minería en Panamá han sido diversas, desde protestas y manifestaciones hasta bloqueos de carreteras, demostrando el inquebrantable espíritu del pueblo panameño en la defensa de sus tierras y su futuro.

A pesar de la resistencia continua y la lucha del pueblo panameño, el contrato minero con Minera Panamá ha sido aprobado el dia de ayer. El Presidente de la República de Panamá, Laurentino Cortizo, ha desoído las protestas de la ciudadanía y ha adelantado cambios al contrato. Esta acción sugiere su disposición a transferir el territorio panameño a una empresa transnacional, sin dar prioridad a la protección y conservación de nuestros recursos naturales. El contrato fue sellado, sin importar las preocupaciones expresadas por la población panameña, destacando una vez más la dolorosa traición de la Asamblea de Diputados y el Órgano Ejecutivo.



Laurentino Cortizo, ha desatendido el clamor popular, actuando de manera indiferente a los


intereses de la gente. Ha realizado enmiendas sospechosas al contrato para su venta, demostrando su disposición a ceder el territorio panameño a una corporación internacional sin considerar la protección de nuestros recursos naturales. Este territorio minero se localiza en la desatendida provincia de Colón, una región que se ha dejado a su suerte. Desde finales del siglo XVI, los africanos fueron traídos a Panamá como esclavos, jugando un papel crucial en la construcción de la Ruta Real y el ferrocarril transístmico, dos elementos vitales para la economía y el comercio global, pero excluyente de la comunidad afrodescendiente. A pesar del tiempo, la comunidad afrodescendiente de Colón ha persistido, luchando contra la opresión y conservando su rica herencia cultural. Colon ha y sigue formando una parte esencial de la identidad panameña- pero en el abstracto- atraves de su musica y comida en general. Sin embargo, parece que el gobierno actual no los considera titulares de derechos humanos. A pesar de que Colón tiene la mayor densidad de población negra y es la segunda ciudad que más aporta economicamente a nivel nacional, ha sido relegada al último lugar en las prioridades del gobierno, destacando aún más su incompetencia e ineptitud.


Los líderes de turno han pasado por alto el daño a nuestra biodiversidad, preocupándose únicamente por llenar sus bolsillos y asegurarse millones para la campaña electoral de mayo del 2024. Se pasan por encima de la voluntad de una población que se ha manifestado en contra del contrato minero. El Gobierno no escucha al pueblo y continúa cediendo ante los mismos traidores de siempre, a quienes no les importa en lo más mínimo el bienestar de la población. Una vez más, en esta tierra de políticos corruptos, se llevará a cabo el pacto de la traición, poniendo en el centro el mercado y no la vida, igual que sucedió en 1903


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