Fuente: AFP
Hago parte del pueblo negro y me duele ver, el trato deshumanizado hacía mis hermanas y hermanos Haítianos, porque su realidad no es tan diferente a la realidad de quienes vivimos en los terrritorios del pueblo negro en Colombia, la invisibilidad y la lucha por desterritorializarnos es cada vez más fuerte, el despojo, los asesinatos hacia nuestras lideresas y lideres por defender el derecho de una vida digna y una opción propia de futuro es tan grande y semejante a la de nuestras hermanas y hermanos que es imposible ser indiferentes.
Mi mamá y mi papá vivieron situaciones muy difíciles cuando yo estaba de brazos. Viajaron a la ciudad de Cali, para obtener mejores condiciones de vida, pero el trato al llegar a la ciudad fue bastante inhumano, llegaron a no tener nada para darme de comer, les trataron de ladrones cuando quisieron vender sus cosas para conseguir alimentos y los echaron de la habitación en donde vivían porque no tenían para pagar, esto me hace reflejarme una vez más en un espejo en el que puedo observar la misma situación con nuestras hermanas y hermanos Haitianos, además del grado de discriminación que existe en ciudades como Cali, que de acuerdo al ultimo censo, se nos estima como pueblo Negro a un 26,2%, pero en realiad, sabemos que somos mucho mas. Me identifico y estoy comprometida con el pueblo Haitiano.
Hablar sobre la situación de migrantes en Colombia resulta ser complejo, pues a pesar de ser un tema que salió de las esferas nacionales, es tratado como si fuese un tabú.
Es extraño que algo de conocimiento general se trate “como con pinzas”, a pesar de que el apogeo del tránsito migrante haya iniciado a partir del año 2008, en donde Colombia otorga posibilidades de tránsito a algunos migrantes, en el año 2010 cuando sucedió la catástrofe natural del terremoto en Haití, reportó, mucho más tránsito de personas migrantes de diferentes lugares del continente Africano, en su gran mayoría procedentes de Haití.
En Colombia nuevamente se ha incrementado el tránsito de población afrodescendiente migrante de Haití procedentes de su lugar de origen, de Chile y Brasil. El incremento se hizo mucho más notorio con el terremoto del 14 de agosto de 2021, es en ese momento donde muchas familias Haitianas deciden salir de Haití para mejorar sus condiciones de vida, emprendiendo un camino, sabiendo que puede ser un camino lleno de muerte, desamparo y total desolación a merced de los avivatos, chupasangres quienes están a la expectativa de obtener una gran suma de dinero a cambio de promesas de llevarlos más cerca al “gran sueño americano”.
Personas Haitianas que han salido de Chile, han compartido que “Hay que emprender un camino en bus por alrededor de seis días, hasta llegar a el país de Ecuador, luego cruzar la frontera entre Ecuador y Colombia”. ¿Qué significa esto exactamente? cruzar a través de alguno de los 48 pasos irregulares, que hay en una extensión de 586 kilómetros de frontera colombo-ecuatoriana, encontrándose, con la posibilidad de algún enfrentamiento entre bandas ilegales dedicadas al narcotráfico, tráfico de armas y de migrantes, de alcance nacional y/o transnacionales que se disputan el paso fronterizo.
Tal es la situación de violación de derechos humanos y humanas en dónde les ha sido negada la posibilidad de acceder a alimentos o elementos de aseo, además cuando les venden, lo hacen a precios irrisorios, casi que 10 veces por encima de su valor comercial. “Hasta los vendedores ambulantes nos suben los precios, no nos quieren rentar para dormir porque somos Haitianos, ni con nuestros bebés”. La no posibilidad de un lugar en donde hospedarse para poder descansar de las largas jornadas de viaje, que muchas y muchos han fallecido en el trayecto, tal como la joven haitiana embarazada quien falleció en un bus mientras viajaba de la ciudad de Pasto a la ciudad de Cali el día 14 de agosto de 2021.
La negación del gobierno Colombiano ha rebasado los esquemas y no ha permitido, ni garantizado un trato digno en el cual las mujeres, hombres, jóvenes, niñas y niños de origen haitiano sean tratados como seres humanos y no como animales.
Es de entristecerse que deban de morir muchas mujeres, hombres, jóvenes, niñas y niños, para poder que alguien se preocupe, al parecer seguimos en los tiempos de esclavización en dónde los negros siguen siendo vistos como bestias y no como seres humanos.
Pese a la situación generada por el COVID 19 podemos decir que no existe voluntad política por parte de los gobiernos para brindar condiciones de vida digna, lejos de cualquier acto que promueva el racismo y la xenofobia.
Si en la actualidad se han brindado un mínimo de condiciones de tránsito para la población migrante haitiana se ha debido al factor económico, ya que la confluencia ha sido masiva según reportes de la terminal de pasto han logrado tener dentro de sus instalaciones a casi 800 migrantes por día con tránsito inicial hasta la ciudad de Cali, sin embargo, en la actualidad habilitaron una ruta directa hasta la ciudad de Medellín para luego trasladarse hacía Necoclí, luego dirigirse en una flota o canoa hasta Capurganá, para luego adentrarse a el Tapón del Darién también llamado selva de la muerte, en donde les espera más de 500 kilómetros de densa selva llena de animales venenosos, peligrosos, ríos y riachuelos, etc. Atravesaran caminando, con maletas, con sus niños, niñas, mujeres en embarazo, mujeres y hombres enfermos, a todo lo anterior se les suman las violaciones a mujeres, los robos y asesinatos, pero su voluntad de tener mejores condiciones de vida para ellas, ellos y sus familias aunadas a un estado anímico que sólo es avivado por la esperanza puede más que ese grado de desolación que se siente cuando uno de sus seres queridos se queda o le obligan a quedarse en el camino.
Las autoridades tienen conocimiento de muchos de los hechos negativos vividos por migrantes durante las travesías, pero no existe una voluntad real, ni una política destinada a la protección de la integridad de los migrantes. No existe una política de justicia racial aún ni en Colombia, ni en la región de las Américas y el Caribe. Tampoco existe una política de género, donde las mujeres y niñas tengan todos sus derechos protegidos y garantizados. Entonces, se deduce, que no hay una política real para proteger a nuestros hermanos y hermanas de un pais tan importante para el pueblo Negro como la Republica de Haití.
Las y los Haitianos, al parecer, no son personas que potencien las economías internas de los países a los cuales se dirigen, ni hacen parte del interés general del mundo, pero si lo son para mi persona, y para grupos como AfroResistencia, y otros grupos Afro.
Nosotras en AfroResistance estamos denunciando la anti-negritud, la hipocresía de los gobiernos y las violaciones de los derechos humanos contra el pueblo haitiano en Colombia y en todo el mundo. Instamos a los gobiernos a respetar las leyes y normas internacionales que rigen el proceso de asilo. Por favor, haga una donación para que podamos seguir haciendo este trabajo.
Regístrese en el Grupo de Trabajo sobre la Migración Negra de para recibir más información sobre Haití y la migración negra. Por favor, haga una donación para que podamos seguir haciendo este trabajo.
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Sara Quiñonez Valencia Sara es parte del Equipo de AfroResistencia. También es activista del Proceso de Comunidades Negras y fue elegida Presidenta del Consejo Comunitario AltoMira y Frontera en 2014, en Colombia. Ha denunciado diferentes tipos de violencia en su país de origen y ha sufrido persecucionesy amenazas por parte de grupos armados. Tras denunciar las constantes amenazas y verseobligada a renunciar a la vicepresidencia del Consejo Comunitario Alto Mira y Frontera, Sarafue perseguida políticamente por el Estado colombiano y privada de libertad desde abril de 2018 hasta julio de 2019. Debido a todas las situaciones de persecución y amenazas recibidas, Sara no asumió su cargo de vicepresidenta del Consejo Comunitario Alto Mira y Frontera, donde fue elegida en 2017.
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