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Un llamado a la acción: El fracaso del capitalismo y la responsabilidad gubernamental en la crisis migratoria

El angustioso viaje de migrantes y solicitantes de asilo a través del Tapón del Darién, tal como lo ilumina el informe de Human Rights Watch "Descuidados en la Jungla: Protección y Asistencia Inadecuadas para Migrantes y Solicitantes de Asilo Cruzando el Tapón del Darién" (abril de 2024), expone un fracaso arraigado de los sistemas capitalistas existentes y bien reforzados y las responsabilidades gubernamentales a su nivel más fundamental: proteger a los ciudadanos de la violencia. La difícil situación de estas personas, familias y comunidades, especialmente los migrantes negros que comienzan su viaje desde lugares tan lejanos como África y Haití, trasciende los meros problemas migratorios y arroja luz sobre las catastróficas consecuencias de los imperativos capitalistas y la negligencia de múltiples gobiernos hacia sus vidas humanas.



La cruda realidad del Tapón del Darién


Atravesar el Tapón del Darién, una selva peligrosa entre Colombia y Panamá, se ha convertido en un riesgo mortal para más de medio millón de personas solo en 2023, buscando esperanza y seguridad, según el informe. Este viaje, plagado de violencia sexual, robo y agresión—frecuentemente a manos de grupos armados que explotan su vulnerabilidad—subraya un escalofriante abandono por parte de aquellos en el poder. El informe enfatiza el descuido sistémico y las vulnerabilidades específicas encontradas por los migrantes negros, mostrando un panorama sombrío de explotación y sufrimiento.


Estructuras capitalistas y la inacción gubernamental


La grave situación en el Tapón del Darién y la defensa de organizaciones lideradas por negros por un apoyo más urgente ponen en relieve las fallas fundamentales de un sistema capitalista que prioriza el beneficio sobre las vidas humanas. Los gobiernos, influenciados por intereses capitalistas que no se centran en las necesidades de los seres humanos, fallan en proporcionar las protecciones más básicas a las personas que se encuentran en situación de movilidad humana, ni de  quienes viven dentro de sus fronteras. Esta negligencia no es simplemente un descuido, sino una característica estructural de un sistema que ve a les migrantes no como seres humanes necesitados, sino como cargas no deseadas o oportunidades para la explotación.


En el viaje a través del Tapón del Darién, las acciones—o más bien, las inacciones—de los gobiernos colombiano y panameño, junto con la respuesta de organizaciones internacionales bien financiadas dentro del marco más amplio de derechos humanos, subrayan un profundo fracaso sistémico y deja en evidencia el lucrativo negocio de la migración en la región de america Latina y el Caribe . Estas entidades e instituciones encargadas de defender y garantizar los derechos de les migrantes, a menudo no alcanzan su objetivo. Predominantemente, sus políticas están inclinadas a regular el flujo de migrantes desde un punto de seguridad nacional en lugar de enfrentar los problemas fundamentales que impulsan el desplazamiento o garantizar la vida y los derechos de los migrantes y los derechos de los migrantes. Un abordaje de la migración desde un enfoque de derechos humanos revelaría un cambio de sistema donde la dignidad humana se coloca por encima de los intereses  de agendas nacionalistas y capitalistas.


La respuesta a la crisis migratoria en la frontera Panamá-Colombia está críticamente socavada por los enfoques operativos y la composición de algunas de las organizaciones internacionales más prominentes, que están bien financiadas y lideradas por  personas  que no logran generar empatía racial ni cultural  con la población migrante  que llegan todos los días  y  a quienes le deben servir. Esta desalineación resta significativamente a la efectividad de los servicios proporcionados, debido en parte a barreras lingüísticas y una marcada falta de representación que refleje las diversas identidades de las poblaciones migrantes. Tales discrepancias no solo socavan la relevancia y efectividad del apoyo ofrecido sino que también alimentan una desconexión más profunda entre los migrantes y estas organizaciones. Cuando el liderazgo y el personal no reflejan la diversidad de estas comunidades, especialmente los migrantes negros de países africanos y Haití, conduce a un malentendido fundamental de sus necesidades y las sensibilidades



Ante las condiciones enfrentadas por migrantes que atraviesan caminos a través de la región, como el Tapón del Darién, el rol, la orientación y el liderazgo de AfroResistance y otras organizaciones y grupos de justicia social liderados por personas Negras se vuelven aún más críticos. Nuestro trabajo organizativo, basado en la búsqueda de justicia y la defensa de los derechos humanos para las comunidades Negras en las Américas, exige no solo nuestro compromiso continuo, sino una respuesta efectiva por parte de las instituciones gubernamentales tales como el Servicio Nacional de Migración, Ministerio de Salud, Ministerio de Desarrollo Social, además de las organizaciones y agencias de cooperación internacional establecidas en el país.





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